Indignados en el Parlament
El despliegue policial está impidiendo el boicot al debate de los Presupuestos. Unos 2.000 'indignados' se han dispuesto a lo largo de todo el perímetro del parque de la Ciutadella -en el que se inscribe el Parlament-, pero las estrategia policial ha posibilitado el acceso de los parlamentarios a la cámara para su asistencia al pleno. Éste ha arrancado como estaba previsto algo después de las diez de la mañana, aunque después ha tenido que suspenderse durante media hora para dar tiempo a llegar a todos los diputados.
La estrategia policial ha sido la de crear un fuerte cordón de seguridad, con cargas, que ha permitido dejar libre uno de los accesos a la cámara. Por allí ha entrado una buena parte de los diputados entre gritos y lanzamiento de objetos.
Sin embargo, el acceso no era lo suficientemente fluido y se ha optado por una alternativa más radical: la de recurrir a los helicópteros de los Mossos. Así han llegado al Parlament el presidente de la Generalitat, Artur Mas, la presidenta de la cámara catalana Núria de Gispert y, posteriormente, consellers como Mas-Colell, Puig, Mascarell o Boi Ruiz, la vicepresidenta del Govern Joana Ortega o destacados diputados como Puigcercós o Nadal. Algunos parlamentarios, como la 'popular' Sánchez-Camacho, han declinado la opción del transporte aéreo desde la comisaría de la calle Bolivia que se ha establecido como punto de encuentro para los que eligieran esta opción.
El resto lo ha hecho a pie. Un primer grupo sin que fuera advertida su presencia, a primera hora y, ya escoltados, el grueso encabezados por los socialistas Joan Ferran, José Corbacho y Ernest Maragall, el ecosocialista Joan Herrera o el también socialista Ernest Maragall. La mayoría han tenido que soportar una importante lluvia de objetos e insultos.
El acceso ha sido posible gracias a un contundente cordón policial que ha liberado el acceso al recinto por la confluencia entre las calles Pujades, Meridiana y Wellington. Ha sido en este punto donde se han producido las únicas cargas hasta el momento. El uso de la fuerza ha servido para horadar la barrera de más de un millar de manifestantes que se concentraban y abrir esta vía de acceso.
Sin embargo, la llegada a ese punto en el que empieza el cordón policial se ha convertido en una prueba peligrosa para algunos parlamentarios. Lo ha sido, por ejemplo para el ex secretario general de Interior y diputado de ICV, Joan Boada, que ha tenido que contactar a la carrera con los agentes mientras era increpado por algunos de los manifestantes que no encontraban oposición policial en la calle Wellington. En su huida, el ecosocialista ha sido rociado con un aerosol, algo que también le ha ocurrido a Montserrat Tura, cuya chaqueta ha quedado marcada en la esplada con una ostensible cruz negra. La socialista ha comparado la marca con las realizadas por los nazis en el Holocausto.
Los gritos que se colaban entre los agentes han provocando duras estampas como las lágrimas de varios trabajadores del Parlament, que no han podido soportar la presión mientras pasaban entre la cadena policial.
La estrategia policial ha sido la de crear un fuerte cordón de seguridad, con cargas, que ha permitido dejar libre uno de los accesos a la cámara. Por allí ha entrado una buena parte de los diputados entre gritos y lanzamiento de objetos.
Sin embargo, el acceso no era lo suficientemente fluido y se ha optado por una alternativa más radical: la de recurrir a los helicópteros de los Mossos. Así han llegado al Parlament el presidente de la Generalitat, Artur Mas, la presidenta de la cámara catalana Núria de Gispert y, posteriormente, consellers como Mas-Colell, Puig, Mascarell o Boi Ruiz, la vicepresidenta del Govern Joana Ortega o destacados diputados como Puigcercós o Nadal. Algunos parlamentarios, como la 'popular' Sánchez-Camacho, han declinado la opción del transporte aéreo desde la comisaría de la calle Bolivia que se ha establecido como punto de encuentro para los que eligieran esta opción.
El resto lo ha hecho a pie. Un primer grupo sin que fuera advertida su presencia, a primera hora y, ya escoltados, el grueso encabezados por los socialistas Joan Ferran, José Corbacho y Ernest Maragall, el ecosocialista Joan Herrera o el también socialista Ernest Maragall. La mayoría han tenido que soportar una importante lluvia de objetos e insultos.
El acceso ha sido posible gracias a un contundente cordón policial que ha liberado el acceso al recinto por la confluencia entre las calles Pujades, Meridiana y Wellington. Ha sido en este punto donde se han producido las únicas cargas hasta el momento. El uso de la fuerza ha servido para horadar la barrera de más de un millar de manifestantes que se concentraban y abrir esta vía de acceso.
Sin embargo, la llegada a ese punto en el que empieza el cordón policial se ha convertido en una prueba peligrosa para algunos parlamentarios. Lo ha sido, por ejemplo para el ex secretario general de Interior y diputado de ICV, Joan Boada, que ha tenido que contactar a la carrera con los agentes mientras era increpado por algunos de los manifestantes que no encontraban oposición policial en la calle Wellington. En su huida, el ecosocialista ha sido rociado con un aerosol, algo que también le ha ocurrido a Montserrat Tura, cuya chaqueta ha quedado marcada en la esplada con una ostensible cruz negra. La socialista ha comparado la marca con las realizadas por los nazis en el Holocausto.
Los gritos que se colaban entre los agentes han provocando duras estampas como las lágrimas de varios trabajadores del Parlament, que no han podido soportar la presión mientras pasaban entre la cadena policial.
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